domingo, 26 de febrero de 2012

UNICIDAD VS. COMPETITIVIDAD

(O 'Unión vs. separación')

‘…Que todos sean uno
como tú, Padre, en mí y yo en ti,
que ellos también sean uno en nosotros…’ (Cf. Jn 17, 20-26)

‘Fuimos conocidos por Dios desde antes del seno materno’. Y por Dios hemos sido creados ‘con amor eterno’, en la ‘unidad’(1), lo que nos otorga la cualidad de la ‘unicidad’(2) en esa unidad.


(1) Unidad (Del lat. unĭtas, -ātis)
-Propiedad de todo ser, en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se     
 destruya o altere
-Singularidad en número o calidad.
-Unión o conformidad.

 (2) Unicidad (Del lat. unicĭtas, -ātis)
  -Cualidad de único.


En esta experiencia nuestra personal-y-unitaria-en-humanidad en este espacio-tiempo, nuestra materialización en cuerpo-aquí-y-ahora, esos diseños de Dios primigenios para nosotros en esta dimensión-densidad, han seguido un camino que nos parece perdido, fuera de rumbo, roto.
Sin embargo nuestro problema, entre tantos otros, es nuestra incapacidad de enfocar la realidad al estar incrustados en una pixelización nanoscópica carente de perspectiva: es algo que de forma similar y evidente afecta, en este tiempo, a la mal llamada “ciencia humana”, habiéndose convertido en una total aberración, imbuida, además, de la especialización y en competitividad: en una palabra, de separación: esto, respecto a las personas. Y contra las personas, en un vil oscurecimiento de la verdad invertida en mentira: se ha cambiado vida por muerte. Se han secuestrado las energías limpias e infinitas. Se han secuestrado las medicinas limpias, naturales y así eficaces. Se ha secuestrado, en un palabra, la gratuidad que fluye en el recibir y el dar, invirtiéndola en la alternativa pérfida de la imposición de un inexistente dinero como medio de sometimiento; de la esclavitud de trabajo como castigo; de enfermedad y dolor -hasta en la sacralidad de la vida: en el embarazo y parto-; de escasez en medios, en medio de la sobreabundancia para todos fruto de la generosidad sin medida del Amor desbordante y compasivo del Creador...
Todo, resultado de la moción diabólica (y la soberbia de unos dioses menores) de ' acoso y derribo' a las criaturas (Cf. 2 Co 4, 8ss), una experiencia terriblemente dura y frustrante en un primer momento, pero que abre la posibilidad -inaudita y en experiencia- al conocimiento íntimo de Dios, hasta entonces 'escondido' en un misterio insondable de Amor por desvelar 'a los niños' (Cf. Rm 8, 18ss. 38s. Mc 10,15)

Y es éste, entre la experiencia y la esperanza ciertas, nuestro drama: no sólo la ceguera producida por nuestra reubicación físico-espiritual fuera de la ‘visión’-conocimiento, siquiera 'parcial', de Dios, sino y como su causa, la separación (un criminal desgarro de nuestra unicidad -'en construcción'- con Dios y con todas sus criaturas: como el borrar de todos nosotros 'el nosotros', como intima, y así, inseparable, unión-al-'yo', y referido no sólo a la humanidad, sino a toda la Creación) sufrida en nuestro camino de tránsito hacia-el-ser-espiritual como criaturas en ruta hacia nuevas dimensiones: 'en ruta' a la unión íntima y eterna con Dios.

¿Cómo ha sido ese terrible proceso?

Los planes primigenios de Dios  (no confundir a Dios con las criaturas mortales que se pretenden “divinas”, ni siquiera las más aparentemente espirituales, como los ‘ángeles caídos’ de alma podrida, seres de dimensiones superiores ‘arrojados’ a esta nuestra actual, ni, incluso, los ‘dioses menores’ que se nos han presentado como Dios: todos, en blasfemas mociones de soberbia y mentira) fueron trastocados en un perverso y malversado usufructo de la libertad abusada: muchas “civilizaciones” exoterrestres de esta u otras dimensiones, algunos de los llamados ángeles y los demonios, -así denominados genéricamente en otros tiempos-, intervinieron en nuestro ADN privilegiado para aplicarnos su…’impronta’ y/o reducirnos a la esclavitud de uso según sus “necesidades”.
Pero no sólo para uso, sino también como alimento para esos ‘demonios’ (hoy mas bien concretado en algunas razas exógenas que hemos comenzado a denominar ‘reptiloides’ por su base física originaria a partir de esas especies; y otras) en forma de sangre y de productos hormonales producidos en estados de miedo y emociones similares (razón de los ‘Baales’ de la antigüedad, repetidos hoy con una frecuencia pasmosa -en muchas ocasiones con niños, por ser para esos malditos repugnantes "conoisseurs" ‘producto de primera clase’-). Algo así como lo que hacen los humanos con los animales, en cuanto a su horrible y criminal manipulación, inflingiéndoles terribles sufrimientos tanto en laboratorios como en granjas y ¡mataderos! para su ingesta caníbal.

Y también en cuanto a su nutrición psico-emocional-espiritual, invertida, de emociones negativas (fruto de estados que concuerdan con los que siempre se han denominado como ‘pecado’: ira, envidia, soberbia, miedo, lujuria…) como su detestable alimento sutil.
Esta última razón puede explicar los conflictos bélicos mucho mejor que cualquier ganancia dineraria que, si ciertamente existe, sería de segundo orden -y como medio de dominio dinerario sobre las gentes que lo han aceptado- para sus secuaces encarnados en banqueros y bancos: fundamentalmente sionistas y casas reales, entre otros, y sus lacayos.
En este contexto, la extraña desaparición de muchas decenas de miles de personas, la mayoría niños, en los que las investigaciones policiales se ven siempre frenadas por un discreto sobreseimiento impuesto desde la sombra.

Pero no solo ha sido la humanidad agredida en su ADN (y quizás también en otras partes ‘sutiles’ de tipo glandular), sino en su alma con engaño: esta agresión requiere en cualquier caso de la anuencia del engañado. Es como en el timo de la estampita.

Y ha dejado que, en su ‘cuerpo’ reducido en su inmunología por las manipulaciones perversas, entrasen los patógenos virulentos que lo llevan a la enfermedad del pecado, de apartarse de su Creador y quedarse sin 'la salud de su rostro', su Espíritu Santo. Y así entrar en un estado de enfermedad no-autorrecuperable (=imposible de sanar por sí mismo)
El ser humano, ni es inocente como algunos pretenden, ni mucho menos es divino: ambas ‘ensoñaciones’ aberrantes han entrado en él como mal psíquico añadido a su pecado, fruto del terrible patógeno venenoso de la mentira en su baja frecuencia inmunológica (= miedo).
E inevitablemente lo han llevado a la separación-vs.-la-unicidad, unicidad en la que había sido creado y sólo en la que puede tener vida.
Y de allí ha pasado al trabajo esclavo (‘tripalium’) y al dinero, terrible cepo esclavista donde los haya…Y así, a las guerras fruto de su ser ya criminal y pago de sus violencias, abortos, desprecios de todo tipo a la vida, la propia, la de sus semejantes, la de todas las criaturas en realidad hermanas suyas
En definitiva, han seducido y arrastrado al ser humano al pecado separador de Dios para luego, y ya desde ese estado corrompido en la perversidad total, acusarlo en el Juicio buscando su sufrimiento último y eterno: ser desposeido de Dios.

Era hijo y se ha convertido en esclavo-muerto-de-hambre.

Esa aparente ‘victoria’ satánica ha sido vencida por Dios en el Hijo Único Jesucristo, -en absoluto como pretenden algunos ciegos como ‘chivo expiatorio’ que repudian-, sino como justicia divina que paga lo impagable en un misterio de amor insondable. Todo, fruto del Amor-en-Libertad que sólo en Dios puede darse.  (Cf. Lc 15, 10-32)

Hoy nos encontramos en el tiempo álgido de esta experiencia cósmica única, ‘espectáculo’ para los ‘ángeles’ y batalla final para los ‘demonios’. Y para la Humanidad.
Es el fin, no del tiempo, -que han habido muchos, al igual que ‘humanidades’, sobre La Tierra-, sino de los tiempos. Para entrar en una nueva dimensión. Para que sea re-construida, -nueva-, la nueva Tierra. Y la nueva Humanidad en la unicidad de los herederos con su Dios único y con sus hermanos, las criaturas.
Tierra y Humanidad en las que habita la Justicia.

En este tiempo convulso, eternamente único, en medio de la incertidumbre más “obviamente” pesimista, en medio del último parto con dolor, ‘viene’ Dios a cubrirse de gloria en una manifestación plena, eterna, sin precedente.
(Un ángel le preguntó a otro: ‘¿Dónde esta la gloria de Dios?’
Y el otro le respondió: ‘En la bendición’)

Amén.

Ernesto
www.ernestomartin.es
http://vimeo.com/apiterapeuta/videos (videos para ver y ejercitar el discernimiento entre lo que 'si'...y lo que  'no')